Todos los días aprendemos algo, ellos de mi y yo de ellos. Esta vez yo he comprobado cómo todos/as la miraban con otros ojos, la envidiaban, la querían, se acercaban, hablaban con ella, querían estar a su lado, le proponían cosas que hacer. Ella ha jugado en el patio más activamente, ha estado más atenta y con muy buenos modales todo el día, simpática.
Nadie ha hablado de las ropas en ningún momento, pero todos lo sabían.
Es increíble cómo puede uno hacer amigos solamente con un cambio en el vestuario, cómo atrae geográficamente y, sobretodo (lo que yo más valoro) cómo cambia su HUMOR.
Y es que para estar bien con uno mismo y ser feliz hemos de querernos a nosotros mismos antes que a nadie. Y vernos guapos. Así gozaremos de salud.
Esta mañana ella ya ha venido con sus mudas habituales pero ha perdurado el efecto de ayer y se ha visto recompensado de nuevo con atenciones.
Lo que dura, que dure!
